Espero que tod@s disfrutéis con mis relatos, que os emocionéis y que realmente viváis lo mismo que los personajes, llevándoos a un mundo diferente. Deseo que cuanta más gente lea mi blog mucho mejor, tal vez así pueda llegar a publicar alguno de mis relatos algún día.

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lunes, 16 de febrero de 2015

Minirrelato..... Valentía

Mi jefe me estaba acosando, me mandaba flores, mensajes todos los días... me miraba a todas horas.... Me sentía muy agobiada, y lo peor de todo era no poder hacer nada para evitarlo. Necesitaba el trabajo, pues tenía problemas de dinero. Me veía atada de pies y manos, sabía que si me quejaba me despedirían, así que no me quedaba más remedio que callarme y tratar de llevar la situación lo mejor posible.

Mi amiga Delia veía cómo cada día suponía un verdadero castigo ir al trabajo a sabiendas de la situación que tenía que soportar. Pensar en ir a trabajar era un castigo, me ponía enferma de pensarlo y solo tenía ganas de llorar. A falta de otro trabajo...
 

-Tienes muy mala cara hoy -dijo mi compañera mientras tomábamos un café en el tiempo de descanso.

-¿Qué cara quieres que tenga? No como y no duermo pensando en que tengo que venir al trabajo...

-No puedes seguir así, te vas a poner enferma

-¿Crees que no lo sé? Para mi es un castigo venir al trabajo pero necesito el dinero -contesté cabizbaja.

Mi amiga se levantó de la silla donde estaba sentada y fue directa al despacho del jefe. Fui corriendo pero me quedé mirando por la puerta del despacho para tratar de saber lo que estaba haciendo Delia, pero no podía escuchar nada. Tan solo veía los gestos que ambos hacían. A los cinco minutos, por fin salió del despacho, esbozaba una amplia sonrisa en el rostro.

-¿Qué ha pasado? ¿Qué le has dicho?

-Pues que le he avisado que si vuelve a molestarte le denunciaré. Y si se le ocurre hacernos algo con respecto al trabajo también le denunciaré.

Me quedé boquiabierta. No hubiera pensado que Delia le diría cosas así. De hecho me asusté bastante pensando en las consecuencias que sus palabras traerían. Pero... los días fueron pasando y yo estaba muy tranquila en el trabajo. Mi jefe no me miraba, solo me hablaba de cosas de trabajo y ya no recibía flores ni otros regalos.
No me lo podía creer, las palabras de mi amiga habían funcionado y me había liberado, me sentía estupendamente. Volví a comer y dormir con normalidad, y hasta me había empezado a gustar de nuevo el ir a trabajar a la oficina. Me había devuelto la ilusión y la sonrisa. Lo mejor que me había enseñado era a ser valiente y a no sufrir por un trabajo, porque no merecía la pena, lo que merecía la pena era estar junto a las personas amadas y a las buenas amigas.


1 comentario:

  1. Hola yo he vivido un acoso pero negativo, de sus gritos...me cambiaron de sitio pero el sigue allí haciendo lo mismo a otro...

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